En un firme mensaje dirigido a Washington, el gobierno chino exigió este martes que Estados Unidos cese sus "amenazas y chantajes" si desea entablar negociaciones constructivas entre ambas potencias. La declaración se produjo en respuesta a las recientes tensiones bilaterales, marcadas por sanciones económicas y acusaciones mutuas.

Al respecto, Lin Jian, portavoces del Ministerio de Relaciones Exteriores de China subrayaron que cualquier diálogo debe basarse en "igualdad y respeto". Además, "la cooperación no puede existir bajo presión. EEUU debe abandonar su mentalidad de guerra fría y actuar con sinceridad", afirmó un alto funcionario chino durante una conferencia de prensa en Pekín.

La advertencia llega en un momento de creciente fricción en áreas como comercio, tecnología y seguridad global. En los últimos meses, Washington ha impuesto restricciones a empresas chinas como Huawei y ha reforzado alianzas en la región Indo-Pacífico, acciones que Pekín interpreta como intentos de contener su desarrollo.

China también denunció las sanciones unilaterales de EE.UU., calificándolas de "injustas y arbitrarias". "Utilizar el poder económico como arma solo dañará los intereses de ambos países y la estabilidad global", agregó el portavoz, en referencia a las medidas contra sectores clave como los semiconductores.

Por su parte, analistas señalan que el tono de Pekín refleja su disposición a defender su soberanía y modelo económico. China ya no aceptará condiciones dictadas por Occidente. Busca un rol más protagónico en el escenario internacional.

Las relaciones entre ambos países se han deteriorado desde la era Trump, con una guerra comercial aún latente. Aunque hubo intentos de distensión bajo el gobierno de Biden, diferencias en temas como Taiwán, derechos humanos y espionaje tecnológico han mantenido la desconfianza.

Situación con Taiwán, punto crítico

Pekín reiteró su postura sobre Taiwán, isla que considera parte innegociable de su territorio. "Cualquier apoyo estadounidense a fuerzas independentistas es una violación grave de nuestra soberanía", advirtió, en alusión a la venta de armas y visitas de funcionarios a la isla.

Pese a la retórica dura, ambos países mantienen canales de comunicación abiertos. En junio, el para entonces secretario de Estado Antony Blinken visitó China, pero los avances fueron limitados. Ahora, Pekín condiciona cualquier progreso a un cambio de actitud de Washington.

Impacto económico global

La escalada de tensiones preocupa a mercados internacionales, dado el peso de ambas economías. Un enfrentamiento abierto podría afectar de manera grave a las cadenas de suministro y agravar la inflación mundial, según advierten organismos como el FMI.

¿Qué sigue?

Mientras China insiste en que EE.UU. "rectifique sus errores", la Casa Blanca enfrenta presión interna para mantener una línea dura. En un mundo multipolar, el equilibrio entre competencia y cooperación será clave para evitar una crisis mayor. Por ahora, la pelota está en el campo estadounidense.