El Secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, realizó una gira de una semana por el Sur de Asia (India, Sri Lanka, Maldivas e Indonesia) que básicamente tenía como objetivo enfrentar los retos geopolíticos y económicos de China en la región del indopacífico.

La gira realizada por el Secretario de Estado Mike Pompeo y el Secretario de Defensa de EE.UU. Mark Esper a la región del sur y sureste asiático se realizó a menos de un mes, cuando en Japón se efectúo un encuentro entre los socios estratégicos de EE.UU. en la región: Australia, India y Japón, para discutir fundamentalmente asuntos de seguridad y defensa en función de la contención de China en la región, reavivando el esquema Quad como especie de una OTAN asiática para estos fines, encubierto con otras motivaciones basadas en la lucha contra el Covid19, labores humanitarias, entre otros, lo que evidencia el espíritu propagandista del Secretario de Estado Pompeo en un último intento de politizar el asunto de China y el Indo – Pacífico a favor de la campaña electoral por la reelección (ahora fallida) de Trump.

A este respecto el pasado 07 de octubre de 2020, el abc de Australia reseñó: Cuatro de las democracias más poderosas de la región del Indo-Pacífico se acaban de reunir para discutir sobre un Beijing cada vez más asertivo. Solo uno se atrevió a llamar al gobierno chino por su nombre. Australia, India, EE.UU. y Japón comparten el desafío común de deteriorar las relaciones con China, ya sean con enfrentamientos fronterizos en el Himalaya, una restricción económica o intrusiones en el espacio aéreo de aviones. Pero la reunión más reciente del Diálogo de seguridad cuadrilátero, o Quad como se les conoce, reveló que cada país tiene ideas muy diferentes sobre cómo abordar el problema.

Que ambas giras se hayan realizado en tan corto tiempo evidencia la relevancia de la región del Asia – Pacífico para la Política Exterior estadounidense y que aun cuando exista un cambio de administración en la Casa Blanca, promete continuar con esa prioridad. Esto se evidencia con la aprobación parcial del presupuesto de Defensa y Política Exterior para el ejercicio fiscal 2021 el cual sostiene el énfasis de la Administración en el crecimiento de la fuerza naval más avanzada y letal del mundo mediante la inversión de $ 19,3 mil millones para adquirir un total de 10 nuevas fuerzas de batalla y barcos no tripulados, incluida la financiación de la recapitalización de la flota de submarinos de misiles balísticos estratégicos (SSBN) con Columbia- clase SSBN.

El Presupuesto prioriza el financiamiento para programas que brindarían ventajas en la guerra contra China y Rusia, incluidas municiones de rango extendido de alta gama, sistemas no tripulados, misiles de ataque avanzados e hipersónicos, energía dirigida, armas en contenedores y capacidades de guerra de información. Además, el Presupuesto equilibra la necesidad de mantener la preparación con inversiones en el crecimiento futuro para garantizar que las fuerzas navales de Estados Unidos estén preparadas para proteger y defender los intereses nacionales en cualquier parte del mundo. Así mismo el presupuesto en política exterior prioriza la financiación basada en la Competencia de Gran Poder: donde garantiza que la región del Indo-Pacífico se mantenga libre, abierta, independiente y contrarreste la propaganda china.

Estados Unidos de América mantiene un especial interés en relación a la región del Asia Pacifico, fundamentado en dos premisas: 1) Su importancia económico - comercial; 2) La presencia de la República Popular China, su rival global; que además tiene fuertes lazos con la Federación de Rusia. A partir de ambos aspectos EE.UU. diseñó una estrategia a largo plazo (desde la administración Obama, siendo Hilary Clinton Secretaria de Estado y Joe Biden Vicepresidente de EE.UU., que dirigió el Comité de Relaciones Exteriores) que desde 2011 han considerado a esta región como su área Pivot.

Analistas señalaron que esta gira de Pompeo, que tuvo lugar a la sombra de las elecciones estadounidenses, en las que la cuestión de la perfidia china ha ocupado un lugar destacado, resaltó una vez más la brecha que separa las percepciones de China de la administración Trump de las de sus socios del sudeste asiático. Es importante recordar que previo a esta gira, tanto el (ahora ex) Presidente Trump estuvo “contagiado de Coronavirus”, algo que afectó en gran medida a su círculo de colaboradores cercanos, a este respecto en el caso de Pompeo y esta gira, se replanteó la cantidad de destinos que inicialmente también cubrían Mongolia, Corea del Sur y Japón.

Aparte del propio presidente, a la administración Trump le ha gustado describir la competencia entre Estados Unidos y China en términos crudamente ideológicos: como un enfrentamiento global entre democracia y autoritarismo. Dentro de la administración, pocos están tan encariñados con sus sermones de fuego y azufre como Pompeo, quien en un discurso pronunciado en la Biblioteca Nixon en julio 2020, dijo: “El secretario general Xi Jinping es un verdadero creyente en una ideología totalitaria en bancarrota Pompeo declaró: "Es esta ideología, es esta ideología la que informa su deseo de décadas de hegemonía global del comunismo chino". Pompeo agregó que el camino a seguir para Estados Unidos era claro: "Nosotros, las naciones del mundo amantes de la libertad, debemos inducir a China a cambiar". Aquí había una solución ambiciosa: victoria estratégica a través de un proyecto de conversión global.

Para los gobiernos del sudeste asiático, el desafío que plantea China es de poder más que de principios. El principal desafío es cómo mantener importantes relaciones económicas con China mientras se resisten los aspectos más problemáticos de su comportamiento. Aquí, Estados Unidos tiene un papel fundamental que desempeñar. Pero como dijo Dino Patti Djalal, ex embajador de Indonesia en Washington: “los gobiernos del sudeste asiático simplemente no están interesados en entrometerse en el sistema político de China… Si pueden abrazar felizmente a los comunistas de Vietnam y Laos dentro de los suyos, también pueden aceptar que China es lo que es".

En este sentido, uno se pregunta qué pensaron los presentadores vietnamitas de Pompeo de un comentario que hizo durante su discurso en la Biblioteca Nixon, cuando dijo, a propósito de su servicio militar en la era de la Guerra Fría: “si hay algo que aprendí, los comunistas casi siempre mienten". La cosmovisión de Pompeo parece estar informada por una variante burda del excepcionalismo estadounidense que ve los intereses estadounidenses como axiomáticamente virtuosos y, por lo tanto, básicamente son sinónimos de los intereses de la humanidad en su conjunto.

La gira anti-China de Pompeo ofrece un buen ejemplo: si bien la visita vio algunos avances en las asociaciones bilaterales de Washington, particularmente con India y Maldivas, la región se ha mantenido en general resistente al llamado de atención anti-China de la administración.

Ante el nuevo escenario de liderazgo en Washington donde Biden asume la presidencia de los Estados Unidos, algunos analistas consideran: “existe la sensación de que Biden continuará siguiendo algunas de las mismas vías que Trump. De hecho, algunos diplomáticos señalaron que el propio Trump perseguía ciertos objetivos, como tratar de reducir el papel de Estados Unidos en el Medio Oriente y Afganistán y adoptar una línea más dura con China, cuyos orígenes se remontan mucho antes de que se postulara para presidente." Trump básicamente tomó las tendencias de la política exterior en Estados Unidos, incluso bajo Obama, y simplemente aceleró algunos de esos cambios", dijo un embajador asiático, hablando bajo condición de anonimato debido a la necesidad de mantener buenas relaciones con ambos partidos políticos estadounidenses. "Ahora, Biden tiene que trabajar con estas nuevas tendencias y desarrollos, y el resto del mundo tiene que mirar a Estados Unidos bajo estas nuevas condiciones.