Eurozona en descenso: la confianza inversora se vacía antes del otoño
08 Septiembre, 2025
0La fotografía de septiembre es poco amable con Europa, el índice de confianza inversora volvió a tropezar, teniendo una caída a –9,2 desde –3,7 en agosto, el peor registro desde abril y, para colmo, en contra del consenso que esperaba una mejora. El golpe no es cosmético, se deteriora tanto la lectura de la situación actual como la de expectativas, señal de que el ánimo se vacía por dentro y por delante.
La anatomía del dato explica el malestar. El subíndice de situación actual se deslizó a –18,8 (desde –13,0) y las expectativas retrocedieron a 0,8 (desde 6,0). Traducido: no solo empeora lo que los inversores ven hoy; también se desinfla lo que creían del mañana. Si alguien esperaba el clásico “rally de otoño”, el sondeo sugiere que, esta vez, la estación traerá hojas caídas… y poco más.
El gran lastre vuelve a llamarse Alemania. El termómetro Sentix para la mayor economía del bloque se hundió hasta –22,1, reflejando una mezcla incómoda: demanda externa floja, inversión prudente y una industria que no termina de encontrar piso. No ayuda que las exportaciones alemanas hayan caído en julio por la menor demanda de EE. UU. tras la nueva ronda arancelaria: menos pedidos afuera, menos pulso adentro.
A la macro débil se suma la política. Francia lidia con turbulencia fiscal y riesgo político; España y otros pares acumulan incertidumbres propias. En este ecosistema, el optimismo corporativo se vuelve un bien escaso y los proyectos de inversión se patean hacia más adelante. Sentix lo resume sin rodeos: regresan con fuerza las preocupaciones económicas y Alemania intensifica la tendencia bajista. Ironías del calendario: justo cuando Europa quería pasar de “estancamiento” a “despegue suave”, el tablero vuelve a sonar hueco.
El marco monetario tampoco ofrece milagros. Tras recortar 200 puntos básicos entre 2024 y 2025, el BCE llega a septiembre con una mayoría de economistas esperando pausa en la reunión del día 11. Es lógico: la inflación ronda el objetivo y los riesgos de credibilidad fiscal en el vecindario aconsejan no forzar más la máquina. El problema: una pausa resta combustible psicológico cuando el ánimo ya está en terreno negativo.
En los mercados, la mezcla “crecimiento flojo + política incierta” tiene efectos previsibles: bolsas caprichosas y una renta fija que no termina de estabilizarse tras semanas de ventas. La moraleja para el gestor europeo medio es cruda pero conocida: conservar liquidez, alargar horizontes solo donde haya colchón regulatorio y seleccionar cartera con bisturí, no con brocha. Y, si se puede, evitar pelearse con el ciclo cuando el ciclo está peleándose consigo mismo. (Inferencia a partir del deterioro de Sentix y de la señal de pausa del BCE.)
El ángulo sectorial ofrece matices. Exportadores cíclicos y autos sufren más la doble pinza de demanda externa débil y costes financieros aún altos; en cambio, utilities y defensivos encuentran algo de refugio si los gobiernos no agudizan el ajuste. Pero incluso ahí la política fiscal manda: un impuesto extraordinario mal diseñado puede borrar cualquier “defensividad” en una tarde. (Inferencia basada en el deterioro de expectativas Sentix y episodios fiscales recientes.)
¿Qué tendría que ocurrir para un giro creíble del ánimo? Tres piezas: (1) señales claras de reaceleración del comercio empezando por Alemania, (2) visibilidad fiscal en los grandes países para que las primas de riesgo no vuelvan a saltar y (3) un BCE predecible que mantenga el ancla sin prometer lo que no puede cumplir. Con eso, la narrativa podría pasar de “prevención” a “participación”. Sin eso, el –9,2 de hoy corre el riesgo de convertirse en la nueva normalidad del otoño.
Para cerrar el círculo, conviene recordar lo obvio que a veces se olvida: los índices de sentimiento no producen recesiones, pero anticipan comportamientos. Si el pesimismo se consolida, la inversión se enfría, la contratación se frena y la profecía se auto-cumple. Europa no necesita euforia; le basta con un suelo firme. Por ahora, el Sentix dice que ese suelo aún no aparece.
etiquetas: Economía
Juan Carlos Briceño Autor
Objetividad
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