La India logra lo imposible: doma a la inflación global con una varita mágica y mucha suerte

12 Septiembre, 2025
0Mientras las principales economías del mundo libran una batalla épica y aparentemente interminable contra un dragón inflacionario que se resiste a morir, la India parece haberse refugiado en una burbuja de serenidad económica. En un giro que deja perplejos a los banqueros centrales occidentales, el país asiático reporta una inflación notablemente moderada, un fenómeno tan inusual en el panorama global actual que casi parece un error en la Matrix. ¿El secreto? Una combinación de gestión hábil, timing fortuito y, quizás, la bendición de algún dios del Olimpo económico.
Al respecto, los datos fríos no mienten, la inflación de la India se mantiene dentro del rango de tolerancia del Banco de la Reserva de India (RBI), muy por debajo de los dos dígitos que acosan a Europa y Norteamérica. Este oasis de estabilidad de precios no es un accidente, sino el resultado de una mezcla casi milagrosa. Una temporada de monzones benevolente ha mantenido los precios de los alimentos, un componente crucial en la canasta india notablemente estable, demostrando una vez más que en la economía, a veces, es mejor tener suerte que ser bueno.
Ante este panorama, los mercados ya susurran la palabra mágica: recortes. Mientras la Reserva Federal de EEUU y el Banco Central Europeo sigan atascados en el ciclo de subir y mantener las tasas, el RBI se encuentra en la envidiable posición de poder considerar la opción de rebajarlas. La economía que muchos consideran "emergente" podría dar lecciones de política monetaria a las "desarrolladas". El espacio para maniobrar del que goza el banco central indio es el sueño húmedo de Jerome Powell y Christine Lagarde.
Claro, el gobierno de Modi no se ha quedado de brazos cruzados esperando a que los dioses de la lluvia hicieran su trabajo. Una serie de medidas inteligentes, como recortes en los impuestos a los combustibles y restricciones a la exportación de ciertos alimentos, han actuado como cortafuegos contra la inflación importada. Es una estrategia que mezcla el pragmatismo con un toque de proteccionismo, demostrando que a veces la mejor forma de combatir un mal global es con soluciones locales muy bien calculadas.
Algunos economistas, han advertido de que podría ser la calma antes de la tormenta. Señalan con el dedo la volatilidad de los precios globales de la energía y la dependencia india de las importaciones de petróleo. Un solo shock geopolítico podría desbaratar este equilibrio precario en un santiamén. La moderación inflacionaria india es como un castillo de arena elegantemente construido justo en la orilla, impresionante pero vulnerable a la primera ola grande.
Por otro lado, para el ciudadano común, esta estabilidad se traduce en un respiro invaluable. Mientras los europeos ven cómo su poder adquisitivo se evapora en la gasolinera y el supermercado, los consumidores indios disfrutan de una relativa predictibilidad. La ironía no pasa desapercibida: las naciones ricas, con todos sus recursos, luchan por controlar el costo de la vida, mientras una economía con enormes desafíos internos logra navegar la crisis con un aplomo envidiable.
Pero verdadero debate ahora no es sobre el presente, sino sobre el futuro. Si el RBI se decide por los recortes de tasas, podría impulsar una ola de crecimiento crediticio e inversión que lance a la economía india a una nueva velocidad de crucero. El riesgo, por supuesto, es despertar de nuevo al dragón dormido de la inflación.
En el gran teatro de la economía global, la India ocupa hoy un papel protagónico e inesperado, el del alumno aplicado que le enseña al maestro. Su moderación inflacionaria es un recordatorio de que no hay una receta única para la política económica, y que a veces, la mejor herramienta es una dosis de pragmatismo, un poco de suerte y la audacia de nadar contra la corriente. El mundo observa con asombro, y quizás con un poco de envidia, cómo este gigante demográfico baila con gracia sobre la cuerda floja de la inflación global.
etiquetas: Economía Geopolítica

Juan Carlos Briceño Autor
Objetividad
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