Bonos tiemblan el oro sonríe: el refugio resurge en la tormenta

05 Septiembre, 2025
0En un giro que parece sacado de una novela tragi-económica, los bonos soberanos globales están mostrando un temblor que se siente en las aristas del sistema financiero. Frente a unos rendimientos que trepan con fuerza. Por su parte, Japón supera su récord de 30 años, EEUU roza el 5 %, el refugio favorito de los inversores que siempre pareció digno de crédito muestra grietas crecientes.
Mientras tanto, el oro no mereció vitamina; recibió una inyección dorada. Superó los USD 3,500 por onza, marcando un récord histórico impulsado por la confluencia de fuerzas: expectativas de recortes en las tasas de la Fed, nerviosismo fiscal y dudas sobre la autonomía del banco central en EEUU.
Por su lado, Goldman Sachs pone un número concreto, USD 3,700 para finales de año y USD 4,000 de aquí a mediados de 2026, siempre que los bancos centrales mantengan su apetito por el metal. Y si los inversionistas empiezan a mover solo el 1 % de lo que tienen en bonos hacia el oro, ese precio podría alcanzar los USD 5,000 por onza. Sí, hay gente haciendo cuentas muy conservadoras… y otras, desatando torbellinos de inversión.
Así que la historia es simple, los bonos son grises, con deudas que crecen y confianza que mengua. El oro, en cambio, reluce como alternativa sólida; tangible. Es una reliquia que resurge porque, en tiempos fracturados, lo intangible de la política se traduce en metal que pesa y vale lo mismo en cualquier lengua del mundo.
Este año, más que una moda, exhibe un cambio tangible, los bancos centrales sobre todo en Asia y Europa han comprado más oro que nunca. Ya supera, por cierto, en reservas globales al propio Tesoro estadounidense. La ruptura no es menor, el 27 % de las reservas mundiales ahora son doradas, el resto y solo el 23 % está en bonos.
Los bonos se estresan; el oro se fortalece. Cada subida de rendimiento o duda fiscal convierte al metal amarillo en el galán de la fiesta financiera. No es glamour; es supervivencia. Hoy, cuando las palabras “deuda” y “déficit” agitan las pantallas, lo sólido vuelve a pesar. Y el metal gana tanto en valor... como en mensaje político.
etiquetas: Economía

Juan Carlos Briceño Autor
Objetividad
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