La Niña acecha de nuevo: economía y clima al borde del refresco obligado

02 Septiembre, 2025
0La Organización Meteorológica Mundial (WMO) lanzó la alerta, indicando que podría comenzar una fase de La Niña desde septiembre, con un 55 % de probabilidades de que las temperaturas del Pacífico ecuatorial se enfríen lo suficiente para activar este fenómeno entre septiembre y noviembre. La estadística sube al 60 % para octubre a diciembre, y la posibilidad de un fenómeno El Niño queda prácticamente descartado.
Al respecto, la Niña, conocida por su capacidad de enfriar grandes franjas del planeta y desatar patrones climáticos extremos inundaciones en unos lugares, sequías en otros llega como pausa climatológica... pero no como salvación. Porque si bien la superficie del océano pueda bajar, la atmósfera ya ha adelantado que las temperaturas globales seguirán por encima del promedio, gracias a la acumulación de gases de efecto invernadero.
El contraste es clarísimo: el planeta pedía un respiro, y recibió una bocanada tibia. La Niña suele aliviar a sectores como el agrario, energético, sanitario y transporte que pueden organizar calendarios, siembra y reservas pero no hace milagros en un clima marcado por olas de calor que vienen de atrás. Estos atenuantes “naturales” no pueden con la persistencia del calentamiento.
Curiosamente, lo que fue refrescante en los azares de tiempos pasados, hoy suena a ironía climatológica: mientras el Pacífico se enfría, gran parte del mundo continúa sudando récords térmicos. La Niña llegará como brisa ligera... en una estancia excesivamente caliente.
Los pronósticos también reflejan que los responsables políticos tienen herramientas menos efímeras que el clima para actuar. Según Celeste Saulo, secretaria general de la WMO, los pronósticos estacionales pueden traducirse en millones de dólares en ahorros y vidas salvadas, si se usan para planificar siembras, reservas energéticas, campañas de salud y transporte crítico.
Pero el reloj no se detiene. Si La Niña genera lluvias intensas en algunas regiones, los desbordes y cortes no se limitarán a lo rural; ciudades, infraestructuras y mercados locales también pueden colapsar si están desprevenidos.
Y si lo que llega es sequía, la crisis alimentaria y energética podría recalentarse, con precios volátiles y tensiones sociales prendidas fuego. Con ese combo, cualquier análisis que no considere ambos frentes frío oceánico y calor global queda incompleto.
La Niña llama… pero el mundo sigue sin abrir la ventana. La esperanza de un respiro climático es válida, pero no basta: el calor acumulado no cede tan fácilmente. El planeta no necesita solo fenómenos naturales que refresquen; necesita decisiones humanas que enfríen la catástrofe. Y eso... nunca está de más ser recordarlo con algo de humor seasonal.
etiquetas: Sucesos

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